Este tipo de tecnología es, hoy por hoy, la más utilizada en casi todos los campos de aplicación de la rfid. En este tipo de tecnología el "transponder", o conjunto rfid de la etiqueta, adquiere la energía necesaria para su funcionamiento del campo eléctromagnético radiado por el lector-grabador.
Este hecho permite que la vida del dispositivo sea independiente del tiempo transcurrido desde la colocación del mismo y tan sólo esté ligado al número de lecturas/escrituras soportadas por el dispositivo, ya que no hay una pila que se vaya descargando con el tiempo, pero por otra parte limita tanto su alcance, como las velocidades de lectura/escritura, ya que la potencia emitida por el dispositivo conteniendo las respuestas a las órdenes recibidas, está limitada por la potencia que es capaz de extraer y almacenar o por las variaciones que puede introducir en el campo emitido por el lector/grabador, y además existe un desfase temporal entre el momento en el que el lector/grabador comienza a emitir sus señales de interrogación y el momento en el que el transponder ha sido capaz de extraer y almacenar la energía suficiente del campo emitido, como para poder comenzar a operar.